28 de octubre de 2008

Excursión SVO: Delta de l'Ebre (Parte II)



Fuimos atravesando la playa del Trabucador en dirección a la Punta de la Banya con la intención de ver que se movía por las Salinas de la Trinitat. Allí nos llevamos un pequeño chafón al ver el poco movimiento que había. Tan sólo unos cuantos ánades reales (Anas platyrhynchos), gaviotas patiamarillas (Larus michaellis), reidoras (L. ridibundus), garzas reales (Ardea cinerea) y fochas comunes (Fulica atra) descansaban en la zona. El espectacular ataque de dos gaviotas patiamarillas a un pequeño cernícalo vulgar macho (Falco tinnunculus) fue lo único que hizo que valiese la pena acercarse hasta allí.

Garza Real en las Salinas de la Trinitat

De vuelta de nuevo por la playa del Trabucador disfrutamos otra vez con las numerosas limícolas que habíamos visto a la ida. Además de detectar entre los correlimos tridáctilos (Calidirs alba) algún correlimos menudo (C. minuta).

Gaviota Patiamarilla

Una vez salimos de la playa nos dirigimos hacia l'Alfacada, según nos habían dicho allí es donde encontraríamos refugiadas a la mayoría de las anátidas. Y así fue. El lugar tenía un aspecto increíble. Se podían observar cientos de anátidas reunidas en las orillas así como nadando entre las aún más numerosas fochas (creo que no exagero al hablar de miles de fochas). A pesar de la cantidad de aves y variedad de especies nos sorprendió que faltasen algunas tan comunes como el porrón europeo (Aythya ferina), el ánade rabudo (Anas acuta) o la cerceta común (Anas crecca). De todas formas se podían ver otras como ánades reales, silbones (Anas penelope), friso (Anas strepera), tarro blanco (Tadorna tadorna), pato colorado (Netta rufina) y cuchara (Anas clypeata). Compartían laguna con las anátidas y fochas un grupito de somormujos lavancos (Podiceps cristatus), algunos zampullines comunes (Tachybaptus rufficollis), charrán patinegro (Sterna sandvicensis), gaviotas reidoras y patiamarillas y una segunda pagaza piquirroja (Sterna caspia).

Esta pareja de Ánades Reales estuvo posando un buen rato frente al observatorio

Dejamos el observatorio en el que estábamos cuando vimos que llegaba un grupo enorme de gente en autobús que rompería un poco la calma que allí se respiraba. Desde allí nos dirigimos hacia la Reserva Natural de Riet Vell, donde, aunque nos habían dicho que por la mañana había poco movimiento, esperábamos ver alguna cosilla. De camino hacia allí vimos grupos de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) haciendo honor a su nombre al estar junto a un rebaño de vacas. También nos sobrevolaron un par de ratoneros comunes (Buteo buteo).

Nada más llegar a Riet Vell nos encontramos con uno de los principales reclamos ornitológicos del sitio: los calamones (Porphyrio porphyrio). Allí son especialmente numerosos (no menos de treinta y cinco en el primer arrozal que vimos) y además mucho menos tímidos que en cualquier otro sitio. Junto a ellos se alimentaban algunas pollas de agua (Gallinula chloropus) mucho más miedosas y asustadizas... sobretodo por el hecho de tener a dos aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) jóvenes que no paraban de hacer lances contra los calamones (que ni se inmutaban) y ellas mismas.

Alrededores de Riet vell

Entramos en el primer observatorio. Cuando apenas habíamos pasado pudimos oír fuera los gritos de algún rascón (Rallus aquaticus) asustado por algún motivo. Nos apostamos en las ventanas del observatorio. En el agua se podían ver unos cuantos zampullines comunes, somormujo lavanco, polla de agua, focha común... En general pocas novedades respecto a lo que ya habíamos visto en otras zonas, aunque ahora mucho más cerca. Las nuevas especies que añadir a la lista vinieron en forma de paseriformes, muchos de los cuáles ya habíamos visto en otras zonas pero sin prestarles la suficiente atención. Así pues los protagonistas fueron los buitrones (Cisticola juncidis), carriceros comunes (Acrocephalus scirpaeus), ruiseñor bastardo (Cettia cetti) y otras especies palustres.

Pasado un rato nos fuimos al segundo observatorio. Por el camino que los une pudimos ver alondras comunes (Alauda arvensis), especie que en estos momentos está en plena migración, cogujadas comunes (Galerida cristata), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) y algunas agachadizas (Gallinago gallinago).
Lamentablemente el observatorio estaba cerrado y nos quedamos con las ganas de ver que se ocultaba tras el carrizo... pero como era la hora de comer lo compensamos dándole algo de energía al cuerpo, que desde el desayuno no habíamos hecho más que una corta parada. ¡Qué rabia no poder hacer la fotosíntesis en estas situaciones y no tener así que perder este precioso tiempo!

Entrada a Riet Vell y un buen sitio para comer

Durante la comida y sentados desde las mesas que hay a la entrada de la reserva pudimos ver a un esmerejón (Falco columbarius) haciendo su típico vuelo de caza sobre el carrizo espantando a los paseriformes que haya en él. Como tantas otras especie sque habíamos encontrado a lo largo del día primero de la temporada para mí.

Después de comer fuimos a buscar un transbordador que nos cruzase el Ebro y pasar a visitar el Hemidelta Nord. Como no íbamos muy bien de tiempo tuvimos que decidir entre visitar el Garxal o acercarnos a la Punta del Fangar pues no nos daría tiempo a las dos. Después de meditarlo nos decidimos por la Punta del Fangar.
De camino allí las especies que veíamos se iban repitiendo: garzas, gaviotas, cernícalos, aguiluchos, fochas...

Por fin llegamos a otra de esas largísimas y estrechas playas que caracterizan al Delta del Ebro. Al fondo se veía el faro y la Punta del Fangar, pero no podíamos llegar hasta allí en coche pues gran parte de la pista estaba inundada, seguramente por las lluvias de los últimos días. Mirando con los telescopios vimos al otro lado un gran bando de gaviotas al que no paraban de unirse más y más ejemplares. Sin lugar a dudas pasarían allí la noche. Con la idea de leer algunas anillas nos acercamos lentamente hacia allí. Al igual que en la playa del Trabucador en esta había muchos correlimos tridáctilos y chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula).



Correlimos Tridáctilo

Cada cierto tiempo nos parábamos a echar una ojeada al mar. Nos llamó la atención no ver ninguna pardela balear (Puffinus mauretanicus), especie que ya habíamos detectado desde Cullera (València) en el RAM de octubre. Por otra parte se veían muchos alcatraces (Morus bassanus), todos ellos volando en dirección norte. En cuanto a especies no pelágicas detectamos bandos de anátidas volando mar adentro aunque sin poder decir especie, cormoranes (Phalacrocorax sp.), diversas especies de gaviotas, algunos limícolas que volaban alejados de la costa y paseriformes que llegaban desde el mar.


Últimas luces en la playa

Como por mucho que avanzábamos las gaviotas parecían cada vez más lejos y se nos estaba echando la noche encima decidimos volver hacia los coches e internarnos un poco en la zona de dunas. Allí a parte de cogujadas y alondras pudimos ver las dos últimas especies del día: bisbita común (Anthus pratensis) y lavandera boyera (Motacilla flava).
Desde aquí vuelta a Sant Carles de la Ràpita y de nuevo a València. Aunque me encantó la visita, el sitio y las aves que vimos (algo más de ochenta especies) me quedé ganas de más y estoy deseando volver allí, a ser posible durante el invierno, que tiene que ser un sitio espectacular en esta época.

Desde aquí agradecer a Rafa Muñoz y el resto de compañeros de la SVO que vino a la excursión por su compañía.

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