Pues eso, que el tiempo pasaba y no veía de donde sacar tiempo para contar lo de Nueva York y poner alguna foto más.
American Crow
No se puede hacer una crónica de los pájaros día por día pues no fueron el motivo principal del viaje y por tanto a penas si vi, aunque tampoco me quejo pues estuvo muy bien en ese sentido.
Pero el parque por excelencia es Central Park. A pesar de que sólo lo visité dos veces (una muy poco tiempo y la otra más rato pero lleno de gente al ser sábado) salí gratamente sorprendido. No sólo por la fauna que alberga, sino también con lo enorme y bonito que es. Unos bosques (porque son literalmente bosques) alternados por espacios abiertos, charcas y auténticos lagos. Una auténtica pasada.
American Herring Gull
Tortuga de Central Park
De Nueva York (ciduad) no destacaría ningún más, salvo, tal vez, la azotea del Rockefeller Center, que fue el único lugar desde el cual conseguí ver los Chaetura pelagica (Chimney swifts , vencejo de chimenea).
Pasaríamos entonces a la ciudad de Washington. Allí sólo hicimos un recorrido a lo largo de los distintos parque que cubren la distancia entre el Capitolio y el Monumento de Liconln (National Mall y Memorial Parks). Allí destacaban por su abundancia las Branta canadiensis (Canada goose, barnacla canadiense), pero a mí lo que realmente me gustó ver fue mi primer Cyanocitta cristata (Blue jay, Arrendajo azul) especie a la que le tenía muchísimas ganas. Por lo demás mucho Turdus migratorius (Robin), Anas platyrrhynchos (Mallard, Ánade real)...
Northern Cardinal
Chipping Sparrow
Y llegamos al que fue el paraíso de las aves. La casa en la que nos alojábamos en Wolcottsville estaba rodeada de un jardín enorme (pero enorme de verdad) con una arboleda en la parte de atrás atestada de pajarillos.
Doble-Crested Cormorant
Tanto en el jardín como en los distintos trayectos en coche (desde Nueva York hasta allí, a las cataratas del Niágara, a Toronto...) vi algunas de las especies que más ilusión me hacían como por ejemplo el Haliaaetus albicapilla (Bald eagle, pigargo cabeciblanco) o el Melagris gallipavo (Wild turkey, pavo salvaje). También fue aquí donde vi los Odocoileus virginianus (white-tail deer) o la Marmotta monax (Groundhog, marmota canadiense)
Eastern Gray Squirrel
Wild Turkey
El jardín estaba plagado de los pequeños Spizella passerina (Chipping sparrow) y entre ellos no era dificil ver Myiarchus crinitus (Great crested flycatcher). Entre las aves más grandes destacaban los Melagris gallipavo (Wild turkey, pavo salvaje) que nos visitaban todas las mañanas, las Corvus brachyrrhynchos (American crow, corneja americana) que armaban escándalo entre los árboles, los Cyanocitta cristata (Blue jay, arrendajo azul) o los Buteo jamaicensis (Red-tailed buzzard). También vi uno de los días en la arboleda del jardín un Colaptes auratus (Northern flicker) que luego me entretuvo con unos tamborileos. Y hablando de sonidos una de las noches (en la que tomábamos unos malvaviscos en la hoguera) se pudieron escuchar los aullidos de los Canis latrans (Coyote).Great Crested Flycatcher
Canada Goose
Y voy a ir terminando ya por que veo que me estoy alargando demasiado al final... El último sitio que destacaría para ver aves son las Cataratas del Niágara en sí mismas. Es un sitio terriblemente turístico, atestado de gente, lo cual le quita gran parte de su encanto. Pero aun así es un lugar alucinante, al menos para alguien que nunca ha visto nada parecido a aquello (un río que deja empequeñacido a cualquiera de los que hayas visto antes). La fuerza de las cascadas, la energía que liberan, el paisaje... una auténtica maravilla. Y es por todo esto por lo que me gustó para ver aves. No por que se vean distintas, sino por dónde las estás viendo. Ver una gaviota de delaware volando por la isla de Ellys no es lo mismo que verla entre la bruma que se levanta de una cascada enorme, o un cormorán que pesca plácidamente junto a un ferry no se ve igual qe uno que pesca justo donde cae el agua peleando contra la corriente y el empuje del agua.Canada Goose
Ring-Billed Gull
Y esto es todo lo que quería contar. Un viaje que recomiendo encarecidamente desde todos sus aspectos, el natural, el cultural, el lúdico... Y que a mí me ha dejado encantado. Ni qué decir que me encantaría volver.