4 de marzo de 2009

Un mundo más allá de la Ross



Como ya dije en la entrada anterior el fin de semana pasado nos fuimos Julio Merayo, Jana Marco y Toni Mulet a Alcázar de San Juan a ver la
gaviota de Ross (Rhodostethia rosea) y de paso pajarear por este enclave tan productivo desde el punto de vista ornitológico que es el sistema lagunar de la Mancha Húmeda.Quedamos en València a las diez de la mañana y salimos hacia allá todos juntos en mi coche. El día salió muy gris y gran parte del camino nos tocó hacerlo bajo una densa cortina de lluvia. Por fortuna, salvo un breve periodo de tiempo en el cual andábamos un tanto perdidos, el viaje transcurrió sin ningún tipo de percances.
Cuando llegamos a Alcázar y nos acercamos a la laguna de la Veguilla la euforia se apoderó de nosotros. Un grupo de coches estaban aparcados y no menos de una docena de ornitólogos tenían plantados sus telescopios apuntando hacia la laguna. Vimos algunas caras conocidas entre ellos y nos acercamos.

Aquí se ve parte del grupo de ornitólogos que había tras la Ross

En seguida nos dijeron que ya tenían localizada a la gaviota de Ross y nos dejaron mirar por sus telescopios mientras montaba el mío. Disfrutamos de una observación de lujo de un ave que difícilmente volveremos a ver, llegando incluso a sacar alguna foto del momento.

Con algo más de calidad que las fotos que hice yo, aquí tenemos esta maravillosa instantánea de la gaviota de Ross.

Nadaba tranquilamente a escasos diez metros de nosotros ocultándose poco a poco tras una pequeña mata de plantas acuáticas. Poco después despegó junto a un numeroso grupo de gaviotas reidoras (Larus ridibundus). Después de una corta observación en vuelo el ave se perdió y no la volivimos a ver. Fueron sólo cinco minutos de observación, pero, jo, que observación.

Laguna de la Veguilla

Justo después de la espantada empezamos a observar el resto de aves que teníamos frente a nuestras narices, y es que aparte de la Ross la laguna daba cobijo a infinidad de especies. Casi nada más levantar la vista del telescopio pudimos ver unas grullas (Grus grus) que se alejaban lentamente hacia el norte.
En este momento nos juntamos con algunos miembros (Pepe, Joan, Pablo y Jesús) del foro
Territorio Natural, que ya habían estado viendo a la gaviota más pronto por la mañana (nosotros llegamos a la laguna a la una y media). Con ellos dimos algún repaso al agua para ver qué más se movía por allí. A parte de las reidoras que lo llenaban todo había alguna gaviota patiamarilla
(L. michaellis), muchas sombrías (L. fusucs), ánade friso (Anas stepera), ánade silbón (A. penelope), pato cuchara (A. clypeata) que eran la mayoría, ánade real (A. platyrrhynchos)... Tampoco faltaban los rálidos, representados principalmente por las fochas comunes (Fulica atra), aunque también había polla de agua (Gallinula chloropus) y durante unos segundos pudimos oir calamón (Porphyrio porphyrio) que más tarde localizamos. Entre los pequeños paseriformes destacaban las numerosísimas golondrinas comunes (Hirundo rustica), escribanos palustres (Emberiza schoeniculus) y los mosquiteros (Phylloscopus collybita). También era muy destacada la presencia de los aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) que ya estabanmucho más que hormonados haciendo unos vuelos nupciales impresionantes, una auténtica gozada.
De aquí nos fuimos a la que bautizamos como "Laguna de los mil nombres" pues nadie estaba seguro de si se trataba de la Laguna larga del camino de Villafranca, la Laguna larga a secas o la Laguna de las Yeguas del camino de Villacañas. Una vez de vuelta y tirando de Googlemaps observo que se llamaba Laguna del camino de Villafranca.

Cigüeñuela (Himantopus himantopus)

Pues bien, como digo nos dirigimos a esta laguna con la intención de ver algunos limícolas. En esta laguna se ven muy bien porque se pasa por un camino que transcurre junto a una zona inundada de poca profundidad en la cual se alimentan los limícolas. Siendo tan pequeña (y siempre sin bajar del coche) se puede disfrutar de ellos en distancias muy cortas. Allí había principalmente combatientes (Philomachus pugnax) y agachadizas comunes (Gallinago gallinago). Pero también un pequeño bandito de correlimos menudos (Calidris minuta) con algún común asociado (C. alpina). Continuando un poco el camino y llegando a donde se abre ya toda la laguna vimos también agujas colinegras (Limosa limosa), avocetas (Recurvirostra avosetta) y avefrías (Vaneullus vanellus). Otras especies que allí descansaban o se alimentaban eran flamencos comunes (Phoenicopterus ruber), más gaviotas sombrías y tarro blanco (Tadorna tadorna).



Distintas fotos del mismo grupo de flamencos en la Laguna del Camino de Villafranca. Las comparaciones son odiosas, así que evitaremos hacerlas :D


Aquí nos despedimos de los amigos de Territorio Natural y nos encaminamos (por recomendación suya) a la laguna de Pedro Muñoz para matar las últimas horas del día. Después de un corto trayecto llegamos sin ningún problema al lugar que nos habían indicado. Allí había bastantes anátidas, destacando un grupo de trece malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala).

Las malvasías estaban muy lejos para decir que esta foto es de ellas, pero me gusta como quedó la composición con tanto carrizo de por medio

Además muchísimos zapullines cuellinegros (Podiceps nigricollis), la mayoría de ellos con el plumaje nupcial y, sólo algunos, empezando a hacer esas danzas tan curiosas que los caracterizan. Entre el carrizo se oían varios pájaros, siendo especialmente notable el canto de los ruiseñores bastardos (Cettia cetti).


Zampullines cuellinegros con su bonito plumaje veraniego

Cuando ya casi no teníamos luz decidimos volver por última vez ese día a la laguna de la Veguilla a ver si éramos capaces de relocalizar a la famosa gaviota. No fuimos capaces, pero a cambio pudimos ver a los gorriones morunos (Passer hispanoliensis) y trigueros (Emberiza calandra) entrar en masa en los dormideros que tienen en el carrizo. Además vimos una gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) de segundo invierno que no deja de ser una observación interesante y tres ansares (Anser anser). Casi ya sin luz pudimos ver un chochín (Troglodytes troglodytes) que fue la última especie detectada.

Anochecer en la Laguna de la Veguilla

A la mañana siguiente nos levantamos a una hora prudencial y sobre las ocho y media estábamos otra vez en la laguna de la Veguilla. Hacia frío y el día estaba un poco gris. Aún así nos pusimos a la faena buscando a la gaviota. Una vez más no conseguimos nada. Sí vimos la única garza real (Ardea cinerea) que veríamos en todo el viaje y repetimos muchas especies del día anterior: cigüeña blanca (Ciconia ciconia), cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), grajillas (Corvus monedula)...

No podía hacerse una entrada sobre la Mancha sin una de sus estampas típicas, cigüeñas blancas sobre postes

Una vez más la segunda laguna que visitamos fue la "de los mil nombres" (veáse arriba) donde sólo vimos como especie nueva un archibebe común (Tringa totanus). Aunque como siempre disfrutamos del resto de bichos que allí había: las carreras de los correlimos, buscando las agachadizas (y a ver si caía alguna chica)... Pero finalmente decidimos irnos hacia la laguna y charcones de Miguel Estaban.

La laguna de Miguel Esteban es un lugar estupendo para sacar algunas fotos, como la de este zampullín común

El mismo zampullín unos segundos más tarde

Allí las observaciones de las aves suelen ser bastante buenas, ya que se pasean por muy cerca de ti mientras los disfrutas desde el hyde. Así, tuvimos a tiro de cámara a un pequeño zampullín chico (Tachybaptus rufficollis), mosquiteros comunes e incluso durante unos segundos un rascón europeo (Rallus aquaticus) que fue una auténtica delicia ver. Por el fondo, en la lejanía, numerosas anátidas (malvasías, ánade real, cucharas...), flamencos y constantemente sobrevolándolos, aguiluchos laguneros.

Esta foto simplemente me encanta. Estaban impresionantes los aguiluchos

Después de disfrutar un tiempo de los acrobáticos vuelos (y peleas) de tres aguiluchos laguneros (un macho y dos hembras) nos dirigimos hacia los charcones de Miguel Esteban. Una vez más allí quien mandaba eran los patos cuchara, pero mirando entre ellos se descubrían otras anátidas: pato colorado (Netta ruffina), porrón europeo (Aythya ferina), cerceta común (A. crecca), ánade rabudo (A. acuta)... Además correteaban por allí algunos limícolas como agujas, correlimos, combatiente y un pequeño chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus).

Combatientes

Se iba acercando la hora de partir de nuevo hacia València y decidimos ir volviendo hacia Alcázar y si veíamos alguna nueva laguna (es lo malo que tiene ir sin mapa de carreteras, que no sabes muy bien donde tienes que ir) parar. Nos salió un poco el tiro por la culata y la única laguna a la que llegamos (de la cual desconocemos el nombre) estaba hasta arriba de carrizo y no pudimos ver nada. Sólo los aguiluchos laguneros que seguían con sus (no me cansaré de decirlo) espectaculares vuelos nupciales. Por fortuna la equivocación valió para que decidiesemos comer de una vez (que los estómagos no paraban de rugir) y para ver en el camino un grupito de cernícalos primilla (F. naumani) y un grupo nutrido de milano real (Milvus migrans) que nos hicieron ver que poco a poco van llegando las aves estivales a la península.

Alcázar de San Juan ya estaba hasta arriba de golondrinas

Llegamos una vez más a la Laguna de la Veguilla. Allí había unos cuantos pajareros catalanes buscando (aunque sin éxito de momento) a la gaviota de Ross y un amigo, Toni Pérez, con las mismas intenciones. Después de charlar un rato y ver que no sacábamos nada nuevo (ni antiguo como era la gaviotilla) decidimos movernos a la laguna "de los mil nombres". Allí vimos más o menos lo de siempre y además un enorme bando de avefrías asociado a otro no menos enorme de estorninos (Sturnus sp.). Como vimos movimiento gaviotero hacia el fondo de la laguna decidimos acercarnos un poco por allí a ver si había suerte y "la que sólo se dejó ver cinco minutos" nos daba una alegría. Por desgracia no fue así y aquello estaba plagado de reidoras y sombrías pero ni rastro de ella. Lo único que salvó el desplazamiento hasta allí fue un críalo (Clamator glandarius) que pasó volando sobre nosotros huyendo de un par de urracas (Pica pica). Terminamos volviendo a la Veguilla, pero casi sólo para hacernos una foto de grupo y despedirnos de la laguna. Esperamos volver pronto.

Foto de grupo, de izquierda a derecha: Jana Marco, el menda, Toni Mulet y Julio Merayo

Al final fueron ochenta y nueve especies distintas observadas durante el viaje. Un único bimbo (lógicamente la ross) pero muy disfrutadas todas las especies. Lo cierto es que me lo pasé en grande y desde aquí quería agradecer a Julio, Jana y Toni su compañía, espero que podamos repetir algún viaje como este cuanto antes.

1 comentario:

Brookei dijo...

Menuda jornada os habeis marcado!!! Y parece que le has pillado el tranquillo a la cámara.

Enhorabuena Alex!!! Saludicos para Julio ;)

Talue