8 de diciembre de 2008

Quedada Territorio Natural: Villafáfila 2008



Bueno, como dije, tengo algunas cosillas atrasadas que contar, y como llevo tres días con fiebre y en cama no he podido ponerme a ello hasta hoy. La primera quedada del foro Territorio Natural es por la que quiero empezar. Fue el fin de semana pasado (días 28, 29 y 30 de noviembre), en mitad de un temporal de frío generalizado y con unas amenazas de viento y nieve de lo menos favorables. Pero aun así un grupo de valientes nos animamos y pese a las condiciones nos lanzamos a la aventura.

El viernes, día 28, nos fuimos juntando en el pueblo de Villafáfila (Zamora) aquellos que pasaríamos los tres días, todos integrantes del foro. Llegábamos desde Madrid, Salamanca, Asturias, Gran Canaria y Valencia (servidor) todos dispuestos a pasarlo bien y a tener nuestro primer encuentro desde que perdimos el foro de ElOrnitologo.com. La tarde era fría y ventosa, pero por lo menos no nevaba aunque no estábamos muy seguros de como se presentaría la mañana del sábado. Después de tomar algo y de una alegre velada en el comedor de la casa rural en la que nos alojábamos nos fuimos a dormir, dispuestos a "verlo todo" al día siguiente.

El sábado se despertó de forma similar a como se había ido el viernes, muy ventoso, con mucho frío (acrecentado por el fuerte viento) y con algunas nubes amenazantes todavía en el cielo.

Los más madrugadores se acercaron poco antes del amanecer a ver que aspecto presentaba la laguna (desde el observatorio de Otero de Sariegos). Cuando el sol todavía no había despuntado por el horizonte dejaron la laguna lentamente las grullas (Grus grus) y ánsares comunes (Anser anser) que allí habían pasado la noche. Pasarían el día completo en los campos cercanos alimentándose para finalmente, al atardecer, volver a la laguna a descansar una vez más.

Un rato después el grupo al completo (y un par de nuevos visitantes llegados directamente de Ávila, entre ellos el administrador del foro) nos dirigíamos de nuevo al observatorio de Otero. En el camino frenazo en la carretera. Un ave enorme descansa sobre un poste de la luz. Se trata de la dama del aire, el águila real (Aquila chrysaetos). Puedo asegurar que jamás la había visto tan bien y tan cerca. Aguantó un tiempo posada en el poste (con los coches parados justo debajo) y despegó. Una observación impresionante, ver desde tan cerca desplegar toda su envergadura es algo indescriptible.

Continuamos de camino al observatorio. Al llegar nos encontramos que todas las aves que habían pasado allí la noche habían desaparecido. Sólo quedaban unos cuantos ánades reales (Anas platyrrhynchos) y tarros blancos (Tadorna tadorna), así como el cadáver de un ánsar que no había conseguido pasar la noche. También en las casetas cercanas al observatorio vimos a uno de los mochuelos (Athene noctua) más famosos y fotografiados del lugar.

Alguien te observa entre las tejas

Todo el tiempo que pasamos allí estuvimos viendo al águila real. Volaba de un lado a otro espantando los grupos de ánsares (ocultos a nuestros ojos) o atrayendo hacia sí a todas las rapaces de la vecindad, así, vimos como la acosaban aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus), uno pálido (C. cyaneus), milano real (Milvus milvus) y hasta grajillas (Corvus monedula) y cernícalos (Falco tinnunculus). Vamos, que la pobre no podía cazar con tanto acosador.

Omnipresente el milano real, la rapaz más abundante con diferencia

Mientras nos deleitábamos con este baile de rapaces llegaron desde Cantabria las dos últimas integrantes grupo de expedición TN.

Una vez todos juntos, nos dirigimos a una zona más propicia para observar aves esteparias, principalmente avutardas (Otis tarda). Por el camino tuvimos que parar un par de veces. Una para ver a unos zarapitos reales (Numenius arquata) que se alimentaban cerca del camino y otra por un pequeño grupo de chorlitos dorados (Pluvialis apicaria) que se alimentaban junto a las omnipresentes avefrías (Vanellus vanellus).

Avefría

Las avutardas no se hicieron de esperar y en seguida pudimos ver los primeros bandos. En general se mantenían alerta y un tanto desconfiadas y aunque las veíamos muy cerca siempre acababan despegando o alejándose con esos andares disimulados que las caracterizan.

Por la zona se veían también grupos de ánsares alimentándose y algún milano real peleando contra el viento, así como pequeñas avecillas tales como bisbitas comunes (Anthus pratensis) y alpinos (A. spinoletta), multitud de bandos de jilgueros (Carduelis carduelis) y unos enormes de calandrias (Melanocorypha calandra) y alondras (Alauda arvensis).

Los bisbitas comunes (como el de la foto) eran bastante abundantes. Pero había que andarse ocn ojo que siempre había algún alpino escondido

La última sorpresita del lugar fue un precioso halcón peregrino (F. peregrinus) que se dejó ver muy bien posado y más tarde desmostrando una auténtica maestría en vuelo contra el viento, nada que ver con los torpes aleteos del milano real que andaba cerca.

El halcón posó para nosotros desde bien cerca, aunque sólo hizo que darnos la espalda

Nuestro siguiente destino fue el centro de interpretación. En él hay un par de lagunas que mantienen constantemente llenas de agua y que presentaban un aspecto interesante. Las aves se apelotonaban en una de las orillas más protegidas del viento.

Manifestación de acuáticas

La variedad de especies en esa única orilla era de lo más interesante: ánades reales, patos cuchara (A. clypeata), fochas (Fulica atra) una de ellas anillada y con collar identificativo (amarillo con letras negras: C46), ánsares comunes, caretos (A. albifrons) que junto con una barnacla cariblanca (Branta leucopsis) permanecen mancados en el centro, porrones europeos (Aythya ferina), moñudos (A. fuligula)

Uno de los machos de porrón moñudo

En el resto de observatorios fuimos repitiendo estas especies, algunas mejor vistas y añadiendo alguna más, como fueron los ánades silbones (A. penelope), zampullines comunes (Tachybaptus rufficollis), cercetas comunes (A. crecca)

Y llegados a este punto llegó el momento de huir un tiempo del frío y el viento y meterse en el cuerpo las buenas calorías que da una opípara comida.

Segunda Parte en breve. Agradecer a los fotógrafos una vez más el dejarme poner sus fotos aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que has dejado las dos crónicas en el mismo punto, sino me hubiera chivado a TN. Excelente crónica como siempre son las tuyas.
Saludos Marga