22 de marzo de 2009

Va de mosquiteros



Hoy hemos salido a anillar a
Montcada. Una vez más a un naranjal. Ha sido una jornada un poco sosa en cuanto a especies, únicamente seis distintas, pero muy productiva en cuanto a número de ejemplares, ochenta y dos. De estos, cincuenta y nueve, han sido currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) de las cuales sólo tres han sido auto-recuperaciones, lo cual parece indicar que las hemos pillado en pleno paso. Por lo demás mirlos (Turdus merula), un zorzal común (T. philomelos) que parece que se resisten a irse, como los petirrojos (Erithacus rubecula) de los que hemos capturado tres, currucas cabecinegras (S. melanocephala) y un mosquitero común (Philloscupus collybita) que es el que me ha llevado a hacer esta entrada.

El otro día estuve hablando de la emarginación de la hemibandera externa de las primarias de mosquiteros musicales (P. trochillus) y comunes. Como no tenía ninguna foto decente del ala extendida de un mosquitero común hoy he aprovechado para hacerla y de paso buscar un poco en el archivo y poner algunas fotos de mosquiteros, para comprarlos.

Empecemos primero con las comparaciones del pájaro "al completo".



Arriba tenemos un mosquitero musical (el del otro día) y abajo uno común típico (anillado allá por el mes de noviembre). Yo para diferenciarlos lo primero que hago es fijarme en el
aspecto general del ave (a la hora de diferenciarlos en el campo yo creo que es lo más importante). Los mosquiteros musicales siempre me parece que tienen una figura algo más estilizada, son algo más "finos" por decirlo de alguna manera. El mosquitero común me parece más bien rechoncho y un poco "cabezón". Pero es posible que esto sean apreciaciones personales y otras personas no lo vean así. Yo sólo lo digo por si ayuda.

Si ya lo podemos ver con más calma (o en la mano) Ya intento fijarme en otras cosas como la proyección de las primarias. En los individuos de la foto se ve claramente la diferencia. La del P. trochillus de arriba tiene casi la misma longitud que las terciarias. En cambio la del P. collybita es bastante más corta (aunque no vemos las terciarias por culpa de la secundaria despeinada, en la foto que pongo luego más abajo se ve mejor).

Otra de las características en las que nos podemos fijar es en la "ceja" (lista superciliar) del ave. En el caso del P. trochillus está muy marcada durante toda su longitud y, además, es claramente más larga.


Retrato de mosquitero musical anillado en Montcada durante el paso postnupcial.

En cambio, en P. collybita, se marca fuerte al principio pero va "perdiendo fuerza" una vez ha pasado el ojo.

Retrato de mosquitero común. Observad, a parte de la ceja, que posee un "anillo" de plumas blancas (del que carece el P. trochillus) que modifica ligeramente el color de la ceja sobre el ojo.

Lo siguiente que es interesante mirar es el color de las patas. Pero hay que tener muchísimo ojo con eso, nos pueden ayudar, pero no es un criterio suficiente, tiene que venir combinado con otros caracteres. Unas patas oscuras (negras) nos indican que no estamos ante un musical, pero unas patas claras no nos aseguran que estemos ante él, puede tratarse de un común.

Este individuo de la foto es el que hemos capturado hoy y el que me ha llevado ha escribir la entrada. Como se puede ver, el ave cumple todas las características enumeradas hasta ahora del P. collybita (proyección de las primarias, aspecto rechoncho, ceja...), pero las patas son claritas (lo que, si mirásemos sólo las patas, nos llevaría a pensar en un P. trochillus).


Como ya dije en la entrada anterior, llegado a este punto y si todavía tenemos dudas (y el ave en la mano, por supuesto) pasaremos a mirar la proyección de las primarias. En el mosquitero musical encontraremos emarginación de la hemibandera (cada una de las partes que quedan a cada lado del raquis) externa hasta la quinta primaria (P5, foto superior). En el caso del mosquitero común hasta la sexta (P6, foto inferior)


Aquí nos faltaría introducir al mosquitero ibérico (P. ibericus), pero por desgracia es un ave que no ha pasado por mis manos y no dispongo de material fotográfico ni experiencia. Espero que por lo menos para diferenciar a estos dos le haya servido a alguien.

18 de marzo de 2009

Domingo de anillamiento



Como ya dije en la entrada anterior el domingo también salimos a anillar. Concretamente a
Lliria. Fue una jornada de más pájaros que la del sábado. Capturamos sesenta pájaros. Y entre ellos los primeros migrantes, un par de currucas carrasqueñas (Sylvia cantillans) y el primer mosquitero musical (Phylloscopus trochillus). Además capturamos las especies habituales del naranjal, mirlos (Turdus merula), verdecillos (Serinus serinus), curruca cabecinegra (S. melanocephala)... y algunos invernantes que todavía se resisten a irse, como un par de zorzales (Turdus philomelos), muchas currucas capirotadas (S. atricapilla), un pinzón (Fringilla coelebs), mosquitero común (P. collybita)... Vamos, que se nota que estamos en un periodo de cambio. A ver que nos depara este paso prenupcial.

Sin más rollos pongo unas cuantas fotos:


Macho de Curruca Carrasqueña. Primera captura para nosotros de esta especie este año. Van llegando los estivales.

Aunque todavía quedan muchos invernantes como esta curruca capirotada, que si no me equivoco fue la especie que más cogimos.

Como último representante del género Sylvia cogimos a la omnipresente S. melanocephala. Una especie de lo más interesante para ver cómo funciona la muda pues se le suele ver muy bien, a diferencia, por ejemplo, de sus primas las S. atricapilla.

Este sería un buen ejemplo de cómo se les llegan a distinguir las plumas mudadas de las sin mudar. Este macho ha mudado todas las cobertoras (pequeñas, medianas, grandes y las primarias) así como la primera y segunda terciaria (T1 y T2) dejándose todas las plumas de vuelo (secundarias y primarias) y la tercera terciaria (T3) sin mudar. Observándose muy bien el cambio por ser las plumas mudadas de colores claramente negros y grises mientras que las sin mudar se mantienen marrones o pardas.
También se observa muy bien en las rectrices donde ha mudado las centrales y un par más (las plumas de la cola siempre se mudan a pares).
Pudimos observar además lo extraña que llega a ser la muda de las cabecinegras, que a menudo se saltaban algunas plumas en el proceso de muda (una o dos cobertoras se quedaban sin mudar) y otras cosas curiosas.

Un precioso macho de verdecillo. Estaban preciosos los machos, ya bien metidos en el periodo de celo. En las hembras pudimos observar ya la placa encubatriz desarrollándose. En algunas de ellas muy avanzada ya.

Carbonero Común (Parus major)

Escribano Soteño hembra (Emberiza cirlus)

Nuestro primer mosquitero musical del año. En la foto se pueden ver los principales caracteres para diferenciar al musical del común en el campo. La ceja marcada, las patas claras (pardas) y la proyección de las primarias larga (aproximadamente igual a la de las terciarias).

Para la identificación en mano tal vez lo mejor sea fijarse en la emarginación (escotadura, estrechamiento) de la hemibandera externa de las primarias. Los P. trochillus (el de la foto) tienen emarginación hasta la quinta primaria (P5), en el caso de los P. collybita se extiende hasta la sexta primaria.

Esta foto es del octubre pasado de un P. collybita. No se llega a apreciar muy bien la emarginación porque las plumas están muy estropeadas y tienen unas bandas de crecimiento muy marcadas (además de que la foto no está tomada desde el ángulo adecuado para que se vea). Pero si nos fijamos veremos que la sexta primaria (P6) todavía tiene emarginación mientras que la séptima (P7) ya es una pluma completa.

14 de marzo de 2009

Después de casi dos meses...



...vuelvo a anillar.



Entre unas cosas y otras llevaba un montón de tiempo sin poder salir a anillar. Hoy por fin me he quitado un poco el "mono" y he tocado algo de pluma, aunque se ha quedado sólo en eso, en algo. Hemos ido (Toni Polo, Mónica Escudero, Santi Garrido, Tania y yo) a la Sierra del Toro, estribaciones de la Sierra de Javalambre, a un bebedero muy pequeño, así que sólo podíamos montar una red de nueve metros y esperar un buen rendimiento. Nada más montar hemos visto que no había mucho movimiento, pero aún así hemos cruzado los dedos y esperado a ver si había suerte.
Las rondas han ido pasando poco a poco y salvo en la segunda que han caído cuatro pájaros el resto han traído uno o dos pájaros y alguna de esas terribles rondas "in albis".
Por lo menos entre unas rondas y otras hemos podido disfrutar del buen día que nos ha salido, dejar que nos diese un poco el solete y observar alguna de las aves que por allí se movían.


Aves anilladas

Carbonero garrapinos (Periparus (Parus) ater) 5 ex.


Estornino Negro (Sturnus unicolor) 1 ex. (macho)
Piquituerto común (Loxia curvirostra) 1 ex. (macho)
Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs) 1 ex. (macho)
Zorzal Charlo (Turdus viscivorus) 1 ex.


Aves observadas

Azor (Accipiter gentilis) 1 ex.
Bisbita Común (Anthus pratensis)
Buitre Leonado (Gyps fulvus) 2 ex.
Chochín (Troglodytes troglodytes) 1 ex.
Colirrojo Tizón (Phoenicurus ochruros)
Curruca Cabecinegra (Sylvia melanocephala) 1 ex.
Golondrina Común (Hirundo rustica) 3 ex.
Lavandera Blanca (Motacilla alba) 1 ex.
Mirlo Capiblanco (Turdus torquatus) 1 ex. (macho)
Pito Real (Picus sharpei)
1 ex.

Y ahora unas fotitos de los protagonistas


Estornino Negro

Carbonero Garrapinos

Pinzón Vulgar

Sierra de Javalambre

Y mañana más anillamientos, qué bien empiezan las Fallas.

4 de marzo de 2009

Un mundo más allá de la Ross



Como ya dije en la entrada anterior el fin de semana pasado nos fuimos Julio Merayo, Jana Marco y Toni Mulet a Alcázar de San Juan a ver la
gaviota de Ross (Rhodostethia rosea) y de paso pajarear por este enclave tan productivo desde el punto de vista ornitológico que es el sistema lagunar de la Mancha Húmeda.Quedamos en València a las diez de la mañana y salimos hacia allá todos juntos en mi coche. El día salió muy gris y gran parte del camino nos tocó hacerlo bajo una densa cortina de lluvia. Por fortuna, salvo un breve periodo de tiempo en el cual andábamos un tanto perdidos, el viaje transcurrió sin ningún tipo de percances.
Cuando llegamos a Alcázar y nos acercamos a la laguna de la Veguilla la euforia se apoderó de nosotros. Un grupo de coches estaban aparcados y no menos de una docena de ornitólogos tenían plantados sus telescopios apuntando hacia la laguna. Vimos algunas caras conocidas entre ellos y nos acercamos.

Aquí se ve parte del grupo de ornitólogos que había tras la Ross

En seguida nos dijeron que ya tenían localizada a la gaviota de Ross y nos dejaron mirar por sus telescopios mientras montaba el mío. Disfrutamos de una observación de lujo de un ave que difícilmente volveremos a ver, llegando incluso a sacar alguna foto del momento.

Con algo más de calidad que las fotos que hice yo, aquí tenemos esta maravillosa instantánea de la gaviota de Ross.

Nadaba tranquilamente a escasos diez metros de nosotros ocultándose poco a poco tras una pequeña mata de plantas acuáticas. Poco después despegó junto a un numeroso grupo de gaviotas reidoras (Larus ridibundus). Después de una corta observación en vuelo el ave se perdió y no la volivimos a ver. Fueron sólo cinco minutos de observación, pero, jo, que observación.

Laguna de la Veguilla

Justo después de la espantada empezamos a observar el resto de aves que teníamos frente a nuestras narices, y es que aparte de la Ross la laguna daba cobijo a infinidad de especies. Casi nada más levantar la vista del telescopio pudimos ver unas grullas (Grus grus) que se alejaban lentamente hacia el norte.
En este momento nos juntamos con algunos miembros (Pepe, Joan, Pablo y Jesús) del foro
Territorio Natural, que ya habían estado viendo a la gaviota más pronto por la mañana (nosotros llegamos a la laguna a la una y media). Con ellos dimos algún repaso al agua para ver qué más se movía por allí. A parte de las reidoras que lo llenaban todo había alguna gaviota patiamarilla
(L. michaellis), muchas sombrías (L. fusucs), ánade friso (Anas stepera), ánade silbón (A. penelope), pato cuchara (A. clypeata) que eran la mayoría, ánade real (A. platyrrhynchos)... Tampoco faltaban los rálidos, representados principalmente por las fochas comunes (Fulica atra), aunque también había polla de agua (Gallinula chloropus) y durante unos segundos pudimos oir calamón (Porphyrio porphyrio) que más tarde localizamos. Entre los pequeños paseriformes destacaban las numerosísimas golondrinas comunes (Hirundo rustica), escribanos palustres (Emberiza schoeniculus) y los mosquiteros (Phylloscopus collybita). También era muy destacada la presencia de los aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) que ya estabanmucho más que hormonados haciendo unos vuelos nupciales impresionantes, una auténtica gozada.
De aquí nos fuimos a la que bautizamos como "Laguna de los mil nombres" pues nadie estaba seguro de si se trataba de la Laguna larga del camino de Villafranca, la Laguna larga a secas o la Laguna de las Yeguas del camino de Villacañas. Una vez de vuelta y tirando de Googlemaps observo que se llamaba Laguna del camino de Villafranca.

Cigüeñuela (Himantopus himantopus)

Pues bien, como digo nos dirigimos a esta laguna con la intención de ver algunos limícolas. En esta laguna se ven muy bien porque se pasa por un camino que transcurre junto a una zona inundada de poca profundidad en la cual se alimentan los limícolas. Siendo tan pequeña (y siempre sin bajar del coche) se puede disfrutar de ellos en distancias muy cortas. Allí había principalmente combatientes (Philomachus pugnax) y agachadizas comunes (Gallinago gallinago). Pero también un pequeño bandito de correlimos menudos (Calidris minuta) con algún común asociado (C. alpina). Continuando un poco el camino y llegando a donde se abre ya toda la laguna vimos también agujas colinegras (Limosa limosa), avocetas (Recurvirostra avosetta) y avefrías (Vaneullus vanellus). Otras especies que allí descansaban o se alimentaban eran flamencos comunes (Phoenicopterus ruber), más gaviotas sombrías y tarro blanco (Tadorna tadorna).



Distintas fotos del mismo grupo de flamencos en la Laguna del Camino de Villafranca. Las comparaciones son odiosas, así que evitaremos hacerlas :D


Aquí nos despedimos de los amigos de Territorio Natural y nos encaminamos (por recomendación suya) a la laguna de Pedro Muñoz para matar las últimas horas del día. Después de un corto trayecto llegamos sin ningún problema al lugar que nos habían indicado. Allí había bastantes anátidas, destacando un grupo de trece malvasías cabeciblancas (Oxyura leucocephala).

Las malvasías estaban muy lejos para decir que esta foto es de ellas, pero me gusta como quedó la composición con tanto carrizo de por medio

Además muchísimos zapullines cuellinegros (Podiceps nigricollis), la mayoría de ellos con el plumaje nupcial y, sólo algunos, empezando a hacer esas danzas tan curiosas que los caracterizan. Entre el carrizo se oían varios pájaros, siendo especialmente notable el canto de los ruiseñores bastardos (Cettia cetti).


Zampullines cuellinegros con su bonito plumaje veraniego

Cuando ya casi no teníamos luz decidimos volver por última vez ese día a la laguna de la Veguilla a ver si éramos capaces de relocalizar a la famosa gaviota. No fuimos capaces, pero a cambio pudimos ver a los gorriones morunos (Passer hispanoliensis) y trigueros (Emberiza calandra) entrar en masa en los dormideros que tienen en el carrizo. Además vimos una gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) de segundo invierno que no deja de ser una observación interesante y tres ansares (Anser anser). Casi ya sin luz pudimos ver un chochín (Troglodytes troglodytes) que fue la última especie detectada.

Anochecer en la Laguna de la Veguilla

A la mañana siguiente nos levantamos a una hora prudencial y sobre las ocho y media estábamos otra vez en la laguna de la Veguilla. Hacia frío y el día estaba un poco gris. Aún así nos pusimos a la faena buscando a la gaviota. Una vez más no conseguimos nada. Sí vimos la única garza real (Ardea cinerea) que veríamos en todo el viaje y repetimos muchas especies del día anterior: cigüeña blanca (Ciconia ciconia), cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), grajillas (Corvus monedula)...

No podía hacerse una entrada sobre la Mancha sin una de sus estampas típicas, cigüeñas blancas sobre postes

Una vez más la segunda laguna que visitamos fue la "de los mil nombres" (veáse arriba) donde sólo vimos como especie nueva un archibebe común (Tringa totanus). Aunque como siempre disfrutamos del resto de bichos que allí había: las carreras de los correlimos, buscando las agachadizas (y a ver si caía alguna chica)... Pero finalmente decidimos irnos hacia la laguna y charcones de Miguel Estaban.

La laguna de Miguel Esteban es un lugar estupendo para sacar algunas fotos, como la de este zampullín común

El mismo zampullín unos segundos más tarde

Allí las observaciones de las aves suelen ser bastante buenas, ya que se pasean por muy cerca de ti mientras los disfrutas desde el hyde. Así, tuvimos a tiro de cámara a un pequeño zampullín chico (Tachybaptus rufficollis), mosquiteros comunes e incluso durante unos segundos un rascón europeo (Rallus aquaticus) que fue una auténtica delicia ver. Por el fondo, en la lejanía, numerosas anátidas (malvasías, ánade real, cucharas...), flamencos y constantemente sobrevolándolos, aguiluchos laguneros.

Esta foto simplemente me encanta. Estaban impresionantes los aguiluchos

Después de disfrutar un tiempo de los acrobáticos vuelos (y peleas) de tres aguiluchos laguneros (un macho y dos hembras) nos dirigimos hacia los charcones de Miguel Esteban. Una vez más allí quien mandaba eran los patos cuchara, pero mirando entre ellos se descubrían otras anátidas: pato colorado (Netta ruffina), porrón europeo (Aythya ferina), cerceta común (A. crecca), ánade rabudo (A. acuta)... Además correteaban por allí algunos limícolas como agujas, correlimos, combatiente y un pequeño chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus).

Combatientes

Se iba acercando la hora de partir de nuevo hacia València y decidimos ir volviendo hacia Alcázar y si veíamos alguna nueva laguna (es lo malo que tiene ir sin mapa de carreteras, que no sabes muy bien donde tienes que ir) parar. Nos salió un poco el tiro por la culata y la única laguna a la que llegamos (de la cual desconocemos el nombre) estaba hasta arriba de carrizo y no pudimos ver nada. Sólo los aguiluchos laguneros que seguían con sus (no me cansaré de decirlo) espectaculares vuelos nupciales. Por fortuna la equivocación valió para que decidiesemos comer de una vez (que los estómagos no paraban de rugir) y para ver en el camino un grupito de cernícalos primilla (F. naumani) y un grupo nutrido de milano real (Milvus migrans) que nos hicieron ver que poco a poco van llegando las aves estivales a la península.

Alcázar de San Juan ya estaba hasta arriba de golondrinas

Llegamos una vez más a la Laguna de la Veguilla. Allí había unos cuantos pajareros catalanes buscando (aunque sin éxito de momento) a la gaviota de Ross y un amigo, Toni Pérez, con las mismas intenciones. Después de charlar un rato y ver que no sacábamos nada nuevo (ni antiguo como era la gaviotilla) decidimos movernos a la laguna "de los mil nombres". Allí vimos más o menos lo de siempre y además un enorme bando de avefrías asociado a otro no menos enorme de estorninos (Sturnus sp.). Como vimos movimiento gaviotero hacia el fondo de la laguna decidimos acercarnos un poco por allí a ver si había suerte y "la que sólo se dejó ver cinco minutos" nos daba una alegría. Por desgracia no fue así y aquello estaba plagado de reidoras y sombrías pero ni rastro de ella. Lo único que salvó el desplazamiento hasta allí fue un críalo (Clamator glandarius) que pasó volando sobre nosotros huyendo de un par de urracas (Pica pica). Terminamos volviendo a la Veguilla, pero casi sólo para hacernos una foto de grupo y despedirnos de la laguna. Esperamos volver pronto.

Foto de grupo, de izquierda a derecha: Jana Marco, el menda, Toni Mulet y Julio Merayo

Al final fueron ochenta y nueve especies distintas observadas durante el viaje. Un único bimbo (lógicamente la ross) pero muy disfrutadas todas las especies. Lo cierto es que me lo pasé en grande y desde aquí quería agradecer a Julio, Jana y Toni su compañía, espero que podamos repetir algún viaje como este cuanto antes.

2 de marzo de 2009

Historia de una gaviota



"Gaviota de Ross en Alcázar de San Juan"
, infinidad de foros y blogs iban dando aire a la noticia durante estos últimos días, lo cual sólo era una pequeña muestra de la importancia y magnitud de la cita.
Una pequeña gaviota, algo menor que una de nuestras palomas había recorrido miles de kilómetros para aparecer un día en la laguna de la Veguilla en Alcázar de San Juan. Pronto la pequeña gaviota se dio cuenta de que aquello no era el lugar donde esperaba pasar el invierno, pero al parecer el sitio le gustó y decidió quedarse unos días en lugar de cambiar de dirección inmediatamente. El motivo por el que le gustó, las costumbres del lugar. Había ido a parar a un sitio de lo más extraño... una laguna solitaria, llena de gaviotas reidoras que animaban un poco el ambiente. De pronto, un día, vio a unos hombres que, con unos extraños aparatos escrutaban la laguna. La gaviota, curiosa por naturaleza, se acercó a ver qué es lo que ocurría, qué hacían allí aquellos hombres. Fue entonces cuando uno de aquellos seres le apuntó con uno de sus aparejos. La pequeña gaviota creyó que había llegado su fin, que habría sido mejor volver con sus compañeras, que ese hombre acabaría con ella y ya nunca más nadie sabría que se equivocó de camino y había descubierto una laguna preciosa. Pero nada de esto ocurrió, el aparato que mantenía en sus manos el hombre produjo un extraño ruido y nada más. Pronto, ellos, comenzaron a hablar alegremente, parecía que celebraban alguna cosa, aunque ella no sabía el qué. Tal vez era el inicio de algún tipo de ritual que los hombres de por allí tenían. No tardaría en confirmarse su teoría.
Pasados los días vio que el aspecto de la laguna cambiaba, muchísimas personas llegaban por el estropeado camino de tierra montados en unos vehículos de lo más variopintos. Montaban sus aparatos (muy similares a los de los primeros hombres que vio) y después de mirar un tiempo a través de ellos celebraban algo, algunos hasta con botellas de champán y brindando. Ya no le cabía ninguna duda, estaba clarísimo que aquellas personas celebraban algún tipo de manifestación religiosa, tal vez considerasen a aquella laguna un ser divino, alguien de otro mundo y que aquel libro del que siempre hablaban, algo así como "la Collins" fuese su libro sagrado. Una extrañísima religión de la que ella nunca antes había oído hablar.
No comprendía del todo lo que allí ocurría, pero lo cierto es que le gustaba el ambientillo y cada cierto tiempose acercaba para ver más de cerca lo que hacian. Tuvo la fortuna de que siempre que lo hizo coincidió con los momentos de máxima euforia y alegría, lo cual le agradó muchísimo.
Tarde o temprano la pequeña gaviota se irá. Buscará a sus compañeras en el lejano norte y les contará lo que vio sobre una nueva religión y unos curiosos rituales. Lo interesante que resultó para ella esta nueva experiencia que, si el año que viene se viese con fuerzas intentaría repetir, y volver a disfrutar de los alegres rituales de la tierra castellana. Lo que tal vez nunca sepa la gaviota es que aquellos personajes no celebraban ningún tipo de acto religioso (al menos no uno relacionado con la laguna). Aquella romería tenía que ver más bien con ella, una de las citas más interesantes de los últimos tiempos.


Espero que me permitáis esta pequeña licencia poética que me he tomado. Como podréis suponer este fin de semana me he acercado hasta Alcázar de San Juan para ver a la gaviota de Ross (Rhodostethia rosea) que allí había. Más adelante pondré la crónica completa del fin de semana, disfrutado al máximo junto a Julio Merayo, Jana Marco y Toni Mulet.